CRÓNICA DE UNA MENTE BRILLANTE

Albert Einstein

CRÓNICA DE UNA MENTE INQUIETA

La criatura era medio rarita según su mamá, pero ella la amaba mucho. El papá sin embargo se reía del niño y con el niño, y lo defendía de los prejuiciosos. Este pequeño haría grandes cosas algún día.

Alemania en ese momento no era una potencia pero tampoco era el último orejón del tarro. Los Einstein vivían del comercio y le daban a sus hijos la mejor educación. Pero como buenos judíos hasta la mejor educación era poco. Por ello el tío de Albert tenía largos paseos con el niño y hablaba mucho de ciencia y experimentos. Su tío era docente y otro genio.

Albert era asperger y las risas y carcajadas de la familia lo hacían salir para afuera y lo habían curado. Tal es así que se propuso nunca dejar de pensar como un niño, por lo menos cuando jugaba con sus queridas ecuaciones de la física.

Albert tomó su Geiger y entonó una bella melodía de Mozart para violín. Llegada la hora de la cena, el papá le dijo: Hijo te tengo una sorpresa. Luego agregó: Siempre como buenos judíos dejamos un lugar libre en la mesa por si llega algún pobre a pedir comida. Hoy viene Otto, un estudiante de medicina que te enseñará biología, matemática y filosofía.

¡Grande Pa! Dijo Albert emocionado. Desde ese momento Otto y el niño fueron amigos inseparables, junto con Platón, Aristóteles, Arquímedes y nuestro Señor, Dios.

Un día en el colegio, durante su clase, sucedíó el siguiente diálogo con su profesor:

Profesor: Les voy a probar, que si dios existe, entonces él es malo.

Profesor: ¿Creó dios todo lo que existe?, si dios creó todo lo que existe también creo el mal, lo que significa que dios es malo.

Albert: Her Professor, ¿Existe el frío?

Profesor: ¿Qué clase de pregunta es esa? Por supuesto que existe. ¿Acaso nunca han sentido frío?

Albert: De hecho Her Professor, el frío no existe. De acuerdo a las leyes de la física, lo que consideramos como frío es en realidad la ausencia de calor.

Albert: Her Professor ¿La oscuridad existe?

Profesor: Claro que existe.

Albert: No, usted está equivocado Her Professor. La Oscuridad tampoco existe. La oscuridad es en realidad la ausencia de luz. Nosotros podemos estudiar la luz, no la oscuridad. El mal tampoco existe. Es igual que la oscuridad y el frío. Dios no creo el mal. El mal es el resultado de lo que sucede en su corazón.

¿Necesitamos a un genio para que nos pruebe la existencia de Dios?

¿Tu qué crees?

Fuente del relato: https://youtu.be/rXGCYsjpks8

Autor: Josze Karusso